divendres, 13 de maig del 2016

La contaminación química del agua amenaza las poblaciones de anfibios. iagua.es 12/5/2016

Potser a nivell global sí és un factor important o determinant però a nivell local, com per exemple a la Baixa Tordera, el factor més important i que influeix directament en l'extinció de poblacions locals d'amfibis és la introducció de peixos exòtics i l'abandonament de pràctiques agrícoles i ramaderes tradicionals... pèrdua de punts d'aigua per a la seva reproducció (basses, safaretjos, piques, canals,...) per abandonament, dessecament, transformació o introducció intencionada d'exòtics, i mecanització i plastificació de camps amb ompliment de depressions del terreny amb terres i runes.

La contaminación química del agua amenaza las poblaciones de anfibios
iagua.es 12/5/2016

Ninfa de libélula depredando un renacuajo de sapo de espuelas (Pelobates cultripes) (UAM).

Un estudio realizado por investigadores de la UAM y el CSIC muestra cómo la contaminación química del agua, incluso en bajas concentraciones, representa una amenaza para las poblaciones de anfibios.

La contaminación química del agua es una de las amenazas más importantes a las que se enfrentan las poblaciones de anfibios a nivel global en la actualidad.

Los efectos directos de la toxicidad, causados por las altas concentraciones de contaminantes, se han constatado entre las principales causas del declive de este grupo de animales; el más vulnerable dentro de los vertebrados.

Sin embargo, concentraciones no letales de contaminantes pueden interactuar con otros factores, como la depredación, incrementando las tasas de mortalidad de las larvas de estos organismos.

Investigadores del “Departamento de Biología” de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) han constatado cómo niveles bajos de contaminación también suponen una amenaza para las especies de anfibios, al alterar sus sistemas de reconocimiento de depredadores y, en consecuencia, al elevar el riesgo de depredación.

“Este efecto es incluso más importante, dado que cantidades pequeñas de contaminantes se encuentran omnipresentes en el medio natural y la legislación ambiental está fundamentalmente orientada hacia la prevención de vertidos letales”, comentan los investigadores.

Los renacuajos, al igual que muchas otras presas acuáticas, se basan en la detección de pistas químicas (secreciones) de depredadores disueltas en el agua para evaluar el riesgo de depredación, al que responden modificando su morfología o reduciendo sus niveles de actividad. Así, evitan ser detectados y capturados, incrementando sus posibilidades de supervivencia.

No obstante, la presencia de contaminantes químicos en el agua genera interferencias en el reconocimiento de estas pistas, impidiendo que las presas puedan activar sus defensas.

Los contaminantes interfieren incluso en bajas concentraciones

El trabajo, publicado en la revista Aquatic Toxicology, analiza los efectos del ácido húmico y el nitrato de amonio en el comportamiento antidepredatorio de los renacuajos de sapo de espuelas (Pelobates cultripes) frente a uno de sus depredadores más habituales: las ninfas de libélulas.

Los dos contaminantes estudiados están comúnmente asociados a prácticas agrícolas y, a menudo, afectan a los ecosistemas acuáticos cercanos.

Los investigadores han comparado la actividad de los renacuajos en presencia y ausencia de pistas químicas de libélulas disueltas en el agua, con diversas concentraciones de estos dos contaminantes.

Los renacuajos respondieron a las secreciones de libélula reduciendo su actividad, pero sólo en ausencia de contaminantes. En contraste, cuando el agua contenía ácido húmico o nitrato de amonio, incluso en bajas concentraciones, los renacuajos no respondían a estos estímulos, demostrando que los contaminantes interferían en el reconocimiento químico de los depredadores.

Por otro lado, los investigadores no observaron cambios significativos en la actividad de los renacuajos asociados a los contaminantes per se, indicando que las concentraciones utilizadas en el experimento fueron demasiado bajas para producir efectos fisiológicos de toxicidad, pero suficientes como para interferir en las respuestas antidepredatorias de los renacuajos.

Estos resultados predicen un incremento del riesgo de depredación y una mayor mortalidad de las larvas de anfibios en poblaciones afectadas por la contaminación química de origen antropogénico, incluso en concentraciones no letales. “Así, la alteración de la naturaleza química del medio en los sistemas acuáticos podría constituir un factor clave en las numerosas extinciones locales de anfibios que se han producido en las últimas décadas”, concluyen los investigadores.

Futuros estudios que analicen conjuntamente los sistemas depredador-presa, así como los efectos combinados derivados de la exposición a diversos contaminantes, permitirán conocer el papel relativo que juegan los efectos indirectos de la contaminación en la viabilidad de las poblaciones de presas.

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