¿Estará la bandera azul con sus días contados? Al menos como distintivo de "calidad ambiental" se ve que sí.
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Los alcaldes que reniegan de la bandera azul en sus playas: "Nos hace sufrir mucho cada verano"
eldiario.es 21/6/2019
Cada vez son más los municipios que no piden la bandera azul: o dicen que no les sirve para nada o rechazan sus inspecciones que consideran poco profesionales
La asociación privada que las entrega vive de subvenciones y, aunque se utiliza como reclamo, la bandera no es un distintivo institucional ni de la Unión Europea
Otros regidores consideran que es un símbolo irrelevante. "La gente ni se entera si no la tienes", dice el alcalde de Zahara de los Atunes
Una bandera azul ondea en El Médano, en Granadilla (Tenerife) EFE
Hasta hace un verano, Nigrán contaba con tres banderas azules como tres soles en sus tres playas más conocidas: América, Patos y Panxón. Sin embargo, este año ha sido noticia por todo lo contrario: el alcalde no quiso solicitarlas y se enfrascó en una guerra pre-electoral que terminó con la oposición (el PP) plantando banderas azules en la arena como acto final de campaña. "Y fíjate si influye que yo tenía siete concejales y he pasado a trece. Y el PP ha bajado de seis a cuatro", añade el candidato socialista que esta semana se preparaba para revalidar el bastón de mando: "Eso significa que la bandera azul no vale para nada".
El PP de Nigrán hizo campaña pidiendo que se recuperara la "dignidad de nuestras playas" con banderas azules
Siguiendo el ejemplo de otros ayuntamientos, Nigrán no pidió bandera azul este verano. "Tuvimos que dar muchas explicaciones. Pero el turismo ni sube ni baja", concluye. "Y los colectivos medioambientalistas y protección civil nos felicitaron".
Nigrán no es el primer municipio que dice adiós a la bandera azul. No son pioneros, insisten, porque O Grove, Valdoviño o Llanes, en Asturias, llevan años igual. En el País Vasco ya es difícil encontrar playas con ella: ni una en Guipúzcoa y solo dos en Vizcaya y tres en Álava.
"Si la solicitáramos, nos la darían porque tenemos la playa lo mejor posible", dicen desde el municipio guipuzcoano de Deba. "Pero no sé quién va a ir a una playa porque tenga bandera azul. No estamos en el Mediterráneo, donde hay competencia". En su caso, cuenta, usan el certificado ISO 14.000, un sistema de "mejora continua" más eficaz. La historia en Hondarribia es similar. "La playa no ha tenido banderas azules ni las ha solicitado: lo que sí hemos tenido durante años son banderas AENOR, que certifican la calidad y el respeto por el medio ambiente", indican. "Y en los últimos años no hemos intentado obtener estos certificados, porque la playa ya tiene buena aceptación y priorizamos otras iniciativas".
Playa de Deba, que no tiene bandera azul
"Nuestros enemigos no entienden cómo es posible que después de tantos años esto siga creciendo y no nos enriquezcamos", añade. "Es un proyecto que sale bien en muchos sitios". ¿Y cómo es?
El negocio de dar banderas
ADEAC nació en 1982 y es miembro fundacional de la Fundación Europea de Educación Ambiental, que a su vez está apoyada por la Organización Mundial del Turismo. Es una fundación privada y la bandera no es un distintivo institucional ni oficial. Tiene en cuenta 28 criterios, que van de la calidad del agua y la gestión ambiental (que no miden ellos, sino que toman prestado de las consejerías que lo hacen) a la seguridad y los servicios (accesos, baño...). Aunque la procedencia de financiación depende del país, en España el esquema es fácil de entender.
ADEAC no cobra a los municipios, pero recibe 35.000 euros cada año de la Secretaría de Estado de Turismo. Eso supone el 25% de presupuesto anual. El resto, hasta llegar a 140.000 euros, lo ponen varias comunidades. En los últimos años, por ejemplo, Catalunya le ha dado 26.000 euros. Con ese dinero, la asociación mantiene una estructura de 19 personas, de las cuales -según Palacios- solo cobran diez. El resto del equipo lo completan voluntarios que ayudan en las inspecciones veraniegas. "Casi todo son universitarios en sus ratos libres", indica el vicepresidente. "Hay incluso un jubilado".
Los puertos también pueden solicitar su bandera azul
"Que te quiten la bandera es portada de periódico", reconoce el alcalde de Nigrán. "La gente cree que te la quitaron porque está contaminada y a lo mejor es que había un cartel mal colocado. La mala imagen se la lleva el Ayuntamiento".
La "poca profesionalidad de las inspecciones" es una de las principales quejas de los municipios que no quieren saber nada de la bandera azul. "No me parecen muy correctas", considera el alcalde de Valdoviño, Alberto González. "La última vez vinieron voluntarios sin conocimiento de las playas que evaluaban ni sus condiciones. Nos decían que teníamos que regenerar, poner aparcamientos duros y que pudiera ir más gente a la playa. Pongo el ejemplo del cine: cuando están todas las entradas vendidas, no entra nadie más. Pues en la playa igual: no puedes colapsarla o generarás una alteración".
Una playa marbellí con zona de descanso para mayores dentro del agua, una de las banderas azules de 2018
Banderas que chirrían
Además de los municipios, la ADEAC cuenta entre sus detractores con las asociaciones ecologistas, que consideran que el objetivo de su bandera es estrictamente turístico y que es mala idea relacionarla con la gestión ambiental. De hecho, apuntan a que en los últimos años se ha producido el efecto contrario: por querer tener bandera azul, muchos municipios se han lanzado a urbanizar playas.
"Las de Benidorm son las típicas que me chirrían, porque no tienen entornos naturales", indica Clara Mejías, de Ecologistas en Acción. "La Comunidad Valenciana es la que más banderas azules tiene y la que más ha destrozado el litoral, no solo con el urbanismo sino con la mala depuración". La organización da cada año sus 'banderas negras' para llamar la atención sobre la contaminación y mala gestión de las costas.
La bandera azul, en una imagen de ADEAC
Es un ejemplo anterior, pero un caso llamativo de bandera azul es la playa artificial de Ostende, en Castro Urdiales (Cantabria), construida en 1986 destrozando el litoral. Otro son los puertos deportivos. "Es una prueba de que no se puede relacionar bandera azul con sostenibilidad. Los puertos son la artificialización de tramos de costa", continúa Eirexas. "En el Mediterráneo hay zonas muy poco sostenibles que acaban con la bandera azul colgada de un palo".
A la izquierda, zona oeste de la playa de Ostende en una foto tomada por Foto Pérez en 1986, antes de ser ocultada por las toneladas vertidas de arena de cantera. A la derecha aspecto de la playa desde un lugar similar en mayo el 12 de mayo de 2018.
Aunque algunos municipios hayan salido del sistema -"supone un problema político, pero hay que tomar decisiones", dicen en Valdoviño- otros quieren seguir porque les sirve para exigir mejoras. Es el caso de Zahara de los Atunes, a quien le ha sido denegada por no cumplir la directiva europea de depuración y gestión de residuos. "Lo único que incumplimos es algo que no es nuestra competencia. Seguiremos pidiendo la bandera para presionar a las administraciones [la Junta de Andalucía] y que arreglen la depuradora", dice el alcalde, Javier Rodríguez.
Con o sin bandera, su playa sigue siendo popular. "No tuvo repercusión, ni supuso nada en materia económica. No afecta en nada", reflexiona. "Es que la gente ni se entera".
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